
CRÍTICA
Un filme sucio, que retrata los oscuros negocios derivados del tráfico de seres humanos y la explotación sexual.
Los comienzos son importantes porque sirven para sentar las bases, saber cuáles van a ser las dinámicas que podemos esperarnos y, sobre todo, son necesarios. Todo debe tener un comienzo. Puede ser más alegre, más sobrio, más rápido o reposado, pero todo tiene su comienzo. Las películas también, y los primeros segundos de 'Hamburgo' nos marcan el tono y estilo que tendrá toda la cinta.
En la secuencia que abre la película vemos a una joven que se dedica a la prostitución, interpretada por la actriz rumana Ioana Bugarin. Nos congelamos en la frialdad de su mirada, la cual está perdida, con un cuerpo que parece carente de alma, como si esta la hubiese abandonado porque es la única salvación que ha encontrado. Una mujer sin vida que camina e interactúa con los demás de su especie como si fuese un robot mientras un cliente la penetra de forma ridícula y violenta para el espectador, sin que ella haga ni un solo ruido. En su rostro inexpresivo vemos su dolor y cómo se plantea qué está haciendo con su vida y cómo puede huir de esta.
La escena no finaliza cuando el cliente acaba, sino cuando hablan; de hecho, ese es el momento donde intuimos en los ojos de Alina, la meretriz, cierta vitalidad y optimismo. La vemos con esperanza cuando el cliente, al que da vida Manolo Caro, le dice que conoce a una amiga con un negocio y que puede tener un puesto para ella.
Así comienza y se nos presenta al personaje, que, junto al de Jaime Lorente, orbitará toda la trama. El actor murciano es Germán, el protagonista de esta historia, encargado de trasladar a mujeres que ejercen la prostitución en varios clubs nocturnos en la Costa del Sol. Un hombre roto, pero que al menos parece que intenta luchar para buscar una vida mejor, alejada de la noche que tanto excesos y problemas le han provocado en el pasado. Totalmente arruinado, no le queda más que aceptar el trabajo que un antiguo amigo le ofrece, hasta que un día se le ocurre una idea que le permita dar un golpe y así huir de esa vida.

Roger Casamajor es Cacho, un proxeneta encargado de varios de los locales, y el amigo de Germán que le da trabajo. En este segundo largometraje dirigido por Lino Escalera, cineasta que ya dirigió en 2017 'No sé decir adiós' y que le valió una nominación en los Goya a mejor dirección novel, vuelve casi diez años después con otro largometraje donde se adentra en el mundo de la noche, las mafias y la prostitución para contarnos la realidad oculta de estas.
Una temática muy explorada que se queda corta
Alejada del optimismo y dinamismo que caracteriza a la galardonada 'Anora' de Sean Baker, Escalera presenta un trabajo más adulto y sobrio si lo comparamos con algunas de sus otras obras como 'Élite' o 'Cambio de clase'. El director opta por retratar la diégesis a través de planos no muy amplios, algo que consigue crear un ambiente cargado, sucio y viciado en el que podemos sentir el peligro que viven los personajes y la tensión que experimentan.
En tiempos de la galardonada 'Anora' y con el clásico 'Pretty Woman' en el imaginario colectivo, cada vez que vemos una película que toca esta polémica temática, Escalera opta por mostrarse, totalmente, en la dirección opuesta a estas dos películas. El madrileño busca retratar lo que verdaderamente se esconde entre las sombras de la noche y la poca luz que arrojan los neones de estos locales, plasmando la vida de las trabajadoras, los que andan detrás y quienes lo gestionan.

Comenzábamos hablando de que los inicios eran importantes, pero los finales también. Son los que nos dejan el gusto final de algo, por eso el postre se toma al final. El plano que cierra esta película es uno de ellos, queriendo demostrarnos el cambio y evolución de cada uno de los personajes. Sin apenas palabras, como el que abría la película. Un plano que puede recordar al de la ya mencionada 'Anora', pero en este caso siendo mucho más continuista respecto a la línea que venía arrastrando durante el metraje de la película.
Esta coproducción entre España y Rumanía, estrenada en la edición de 2025 del Festival de Málaga, presenta temas interesantes y personajes con los que empatizamos, aunque su trama y ritmo parecen no llegar a alcanzar el tono necesario para que un thriller funcione.
La película plantea interesantes perspectivas en temas tan delicados como este, pero parece que no quiere resolverlos. Con interesantes propuestas como que el filme esté filmado en Súper 16mm para dotar de más suciedad, el escaso ritmo y la sensación de que falta acción en muchas partes de la trama acaba dando como resultado una película que, a pesar de que funciona, se puede llegar a hacer tediosa.

Aunque hay que destacar la visión interesante que aporta sobre sus personajes. Unos que tratan de sobrevivir como pueden en ese mundo hostil y que desean su libertad por encima de todas las cosas, cueste lo que cueste, sin caer en la romantización de los hechos.
'Hamburgo' se estrena en cines el 30 de mayo.
'Hamburgo', un thriller que arroja luz a las sombras de la noche. #Hamburgo
— eCartelera (@ecartelera) 30 de mayo de 2025
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